

Hoy nos hemos despertado con cierta dificultad debido al jet lag. Digamos, que si no llega a entrar el que limpia las habitaciones, es posible que nos hubiera dado el medio día. Hemos subido a desayunar a la planta club, donde se unen las dos torres de nuestro hotel por un pasillito como el de las torres petronas, pero en miniatura. Cada día que pasa me gusta mas el hotel. tenemos conciertos todos los días en el bar del sotano y las vistas desde las terrazas o la piscina son increibles.

El caso es que nos hemos ido a patear la ciudad entera. Hemos empezado visitando de nuevo las torres Petronas, esta vez para comprar la entrada para poder subir. El caso es que ya era medio día y no quedaban entradas para el día. Al parecer las ponen a la venta muy temprano y cuando se acaban, pues se han acabado, y creo que la gente hace cola durante hora y media desde las 7:00 am. Yo que no me levanto a esa hora ni para ir al curro...
Peeeero, hay otra forma y es comprar entradas por adelantado para uno o dos días después. Sin colas, sin sufrimientos, sin madrugones. un chollo señores. Y esto no viene en las guias de viaje, asi que os dejo aquí mi truco gratis. Sólo para seguidores de mis blogs.
Lo cierto es que los edificios por la noche, iluminados, molan mucho, pero de día parecen un poco viejunos, o como si les faltara un acabado o limpieza a fondo. Incluidas las Torres Petronas, que he decidido rebautizarlas como las Torres Patronas en honor a las idem. Hemos estado haciendo unas fotos por los alrededores, con el reflejo de las torres en otros edificios o en apliques metálicos. Os dejo una muestra porque me apetece. También gratis. si es que hoy estoy de un generoso...
Despues hemos ido a la plaza Merdeka, que contrariamente a su nombre, está muy chula. Alli mismo está el club de ricos Malayos (No se llama así, pero como si lo fuera), en el que sólo admiten a gente con mucho dinero y a las mujeres no las dejan entrar a la zona del bar. (ellos se lo pierden. Con lo que se liga con las mujeres cuando están pedo, jajajaja).

Junto a la plaza está el mercado central, que es un mercadillo gigante de tiendas y puestos de artesanía, antiguedades y souvenirs variados. También hay un Food Court con muchos puestos de comida de distintos tipos y unas mesas en medio para comer. Nosotros hemos optado por una especie de noodles de Singapore que se llaman Mee Rebus.

Joder. Estaban espectaculares. Borja, nos tienes que llevar allí, que seguro que te conoces los mejores sitios. Y es que aunque a veces la comida no tiene un aspecto atractivo (mirad los peces de la foto), el sabor es asombroso.

Es curioso porque aquí la gente no come mucha cantidad, pero come muchas veces. Eso les permite no estar pesados durante el día y tampoco pasar hambre, dando rienda suelta a su apetito, pero con moderación. asi están happy todo el rato.
Tras la comida hemos pasado de nuevo al barrio chino (Chinatown), y hemos visitado varios templos. En uno de ellos nos han dejado entrar y hacer un ritual para pedirle a la deidad de turno lo que quisieramos. Basicamente se resume en tirar unas piedrecitas, que si caen boca arriba se cumple tu deseo, pero si caen boca abajo, el amable señor te las da para que lances otra vez hasta que caigan boca arriba. Luego sacudes una caja llena de palitos, y el que se caiga de la caja, miras el numero y te corresponde un papelito escrito en chino. luego hay un libro en el que se traduce la profetización del papelito.

El caso es que a mi me ha dicho que no me mueva de España, que sea paciente y que me van a ascender en el trabajo. Pero de tener hijos nada, que si embarazo a mi mujer, ésta sufrirá mala salud con peligro de su vida.(Molan los chinos, que no son como los adivinadores de la tele, estos te cuentas su profecía aunque sea chunga, y allí te lo llevas).

Y a Myriam le han dicho que tiene futuro en los proyectos en el extranjero. Pero que de tener hijos nada, que puede tener mala salud. Vamos que una combinación de proyectos jodida. Menos mal que sólo es superstición China... o no?

Después hemos visitado un templo Hindú, que se encuentra perdido en el medio del barrio Chino. Lo cierto es que estos se llevan el gato al agua a la hora de decorar templos. Son vistosos, coloridos, llenos de figuras, dioses a porrillo, y mucha imaginación. Los budistas serían los siguientes, por todo el oro que emplean y también las figuras y colores.

No voy a seguir con el ranking, pero quería destacar este hecho.
Siguiendo la pista del templo, y aunque nos ha costado un poco, hemos llegado al barrio Indio (Little India), donde Myriam se ha encontrado como pez en el agua.

Nos hemos comido uno de los mejores Rotti chicken Tandori de nuestras vidas, lo que nos acentúa las ganas de visitar ese pais magico, y encima por dos duros. En un restaurante de la calle Jin Masgid India, con pintas reguleras, pero lleno de autóctonos comiendo: Buena señal. En la foto el Chef, introduce una masa en forma de oblea en el interior de una tinaja de barro donde se sujeta en la pared cocinandose al mismo tiempo que el pollo trinchado en un palo. La salsa de curry con cardamomo, anis y otras especias irreconocibles pero ricas y picantes nos ha dejado la boca con ganas de más, pero satisfechos.

Rumbo al hotel, agotados del día pero con ganas de nuevas historias que contar mañana, nos hemos topado con un par de supermercados, en los que al parecer se vende caca y se pasan rayas. Hemos tenido que entrar a comprobarlo. jaajajajaja.