miércoles, 4 de enero de 2012

Primeros días en Langkawi

 Por fin tengo un huequecillo para escribir.

Estos días lo estamos pasando tan bien que no había encontrado un momento ni para seleccionar las fotos. Llegamos a casa destruidos y caemos en la cama rendidos para madrugar al día siguiente y seguir haciendo cosas.

El primer día llegamos al aeropuerto de Langkawi, que es de esos que aparecen en las peliculas que están en medio de la selva y que sólo despega un avión cada ciertas horas y mientras los pasajeros descendemos y caminamos tranquilamente por la pista, seguros de que no va a venir ningún avión en mucho tiempo. 

El hotel también es una pasada. Se llama Villa Molek, y si bien, es un poco caro, la experiencia merece la pena. Es un complejo de 12 villas, cada una de 60m2 con dormitorio, baño, cocina, salón y terraza que da a la piscina. Os dejo fotos de toda la casa porque aún estamos flipando. 
Nada mas llegar nos pegamos un baño en la pisci y nos fuimos a la playa que tenemos a 200m.

Lo cierto es que, en cuanto a playas, decepciona un poco, porque la arena no es tan fina y blanca como en el caribe y el agua no es tan transparente y cristalina como en otras zonas, peeeero, tampoco está mal, y las vistas del atardecer y la puesta de sol desde Palau Cenang que es la playa en cuestión, son impresionantes. 



Fuimos a cenar a uno de esos chiringuitos que están un poco mas retirados de la primera linea de playa (porque la primera linea ya la ocupan solo los resorts de lujisimo), fuimos a uno de esos que parecen mas baratos (y lo son) pero que tienen pinta de hacer los platos mas ricos (y los hacen). Es un restaurante chino (chicos, no tienen nada que ver con lo que llamamos restaurante chino en España, de hecho, no tienen ningún plato de los restaurantes chinos que conocemos), en el que sirven verduras, sopas, pescados y mariscos. 

Pedimos una especie de espinacas chinas de aguas, pasadas por el wok con nosequé salsa y nosecuales chiles picantes. Se llama Morning Glory y nos lo recomendó nuestro recien conocido pana León, Chef de Venezuela que vive en Hanoi y de comida asiática nos ha descubierto un montón de cosas. 

También pedimos un pescado que en malayo (obviamente) se llama parecido al inglés: Grouper / Garopa / Mero en castellano.
Cual no sería nuestra sorpresa cuando coge una red, se acerca a una piscinilla que tiene al lado del restaurante y engancha a un desafortunado (y riquisimo) ejemplar, que prepara con ensalada de mango, chile y anacardos, tan rico que no dejamos ni las raspas. 
Luego nos entró cagalera y lo echamos en un ratillo, pero por lo menos algún tiempo estuvo en nuestras tripas. Es que aquí en cuanto tomas unos hielos, te jiñas. No es que te entre una diarrera de varios días con dolores abdominales y mal rollo. Simplemente echas lo que sea y listo.

Y el primer día no hicimos nada más. Bueno sí, estuvimos tomando unas cerves en un sitio muy bonito en el que me picaron 153 mosquitos (contados), pero tampoco duraron mucho las picaduras. Me eché pomada y en unas horitas, ni pica ni rasca. 

Y así son las cosas en la isla, los males vienen y se van sin dejar huella y las cosas bonitas perduran para siempre en nuestra memoria, (en mi caso, en el blog). 

Hasta mañana. 

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